sábado, 29 de enero de 2011

AMENOFIS III



El periodo de su reinado coincidió con una época de paz, prosperidad y esplendor artístico. Realizó numerosas construcciones en el templo de Amón en Karnak, incluyendo al menos un pilono, una columnata a continuación de la nueva entrada y un templo dedicado a la diosa Maat.


Coloso de Memnón.

También supervisó la construcción de un nuevo templo en Tebas, una monumental y bellísima edificación que aun puede admirarse. Se cree que en el undécimo año de su reinado empezó un gigantesco palacio en el lugar conocido hoy en día como Malkata, en la ribera occidental, como regalo a su esposa Tiy. Una cabeza de granito de Amenofis III de 2,5 metros de altura fue hallada en su templo funerario en la zona de Kom el Hitan en el actual Luxor.[6]

Su templo funerario, situado en la orilla occidental del río Nilo, fue en su tiempo el mayor complejo religioso de Tebas. Desgraciadamente lo construyó en una zona que sufre continuas inundaciones; por eso, doscientos años más tarde, el templo ya estaba en ruinas. Los Colosos de Memnón, dos estatuas de 18 metros de altura, que estaban situadas a la entrada del complejo, son el único resto que aún sigue en pie de aquel fabuloso complejo.

Y no sólo se contentó con adornar Tebas, sino que hizo ampliaciones en otras ciudades sagradas como Menfis, Heliópolis e incluso llegó a construir templos en Nubia, como el de Soleb, cosa hasta entonces inaudita y que después repetiría en varias ocasiones Ramsés II, el único rey que superaría a Amenhotep III en actividad constructora.

La gran actividad constructora de su reinado, sin parangón en la historia egipcia hasta entonces, fue también gracias a la incesante labor del hombre fuerte de su reinado, Amenhotep, hijo de Hapu, un anciano devoto de Amón que fue la gran presencia hasta aproximadamente el año 30. Fue tal la valía de este hombre que llegó a ser recompensado con un pequeño templo funerario cercano al de Amenhotep III: un privilegio sólo digno de los reyes.

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